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Salto a la Compasión

Actualizado: 28 jul 2021

Hoy, muchos de nosotros seguimos hablando, sorprendiéndonos, comentando y admirando a la tremenda Simone Biles. Ya varias imágenes navegan por las redes sociales, hablando de su valentía, y del valor de priorizar la salud mental. Claro, cómo no, si lo que esta atleta hizo es un acto sin precedentes. ¿Algo que debe servir de modelo para los deportistas? sí, y para ti y para mi también.


Volveré a las ideas de Pema Chödron, cuando nos invita a mirar el trasfondo de nuestra vida, y no quedarnos con el contenido que se teje en el día a día. ¿Dónde voy? que al final del día, lo que se impone aquí no es el yo ser humano "corriente" versus Simon Biles "súper atleta olímpica". Se impone un modelo de vivir la vida, donde poco o nada importa quién es cada uno. Por eso su ejemplo NO PUEDE quedar relegado a los deportistas de alto rendimiento. Aquí les cuento porqué.

Pienso que lo que hemos visto aquí es un gran acto de autocompasión.

Compasión, un concepto que muchos dejan fuera de sus vidas, por considerarlo "gaseoso". Mejor continuar, no mirar, no detenerme, cueste lo que cueste. El tema es que pocos nos detenemos a entender lo que es realmente, la compasión. Ser compasivo o practicar la auto-compasión no tiene que ver con hacer-nos añuñú y decirnos que todo estará bien, tratando de ocultar o aminorar con palabras vacías, los dolores de la vida o la crudeza de la realidad. Cuando tenemos esta visión (por desconocimiento), señalamos la práctica de la compasión como algo de "personas débiles". ¿Qué es la compasión? Un sentido básico de cuidado, sensibilidad y apertura hacia el sufrimiento propio y de los demás, y la intención genuina de intentar aliviarlo y prevenirlo (Gonzalo Brito, 2020).


Simone Biles dio un salto arriesgado: el salto hacia la vulnerabilidad. Probablemente el salto más arriesgado de su vida, porque el bosque de los valientes que deciden mostrarse vulnerables (humanos), está lleno de lobos esperando tragar a otros transitando su momento más frágil. Pero lo paradójico aquí, es que Biles está definitivamente atravesando su momento de mayor fortaleza, porque se requiere fortaleza para salir a dar la cara y decir "hasta aquí llegamos", cuando el mundo entero (aquí, más literal que nunca), está esperando tu siguiente salto. No sólo muestra coraje cara al mundo, es un acto de gran valentía con ella misma (a veces, la más difícil de poner en práctica).


¿A qué da paso algo así? a la resiliencia. Este gran salto ha sido el gran pivoteo propio de un acto resiliente. Biles no cae en un pozo por haber tomado esta decisión, todo lo contrario, decidió que para salir del pozo donde ya estaba (dicho por ella misma), debía dar este salto compasivo, este rebote hacia el auto-cuidado y la salud mental.


Sin duda, quedará en los anales de la historia este Tokio 2020 (2021), marcado por la vulnerabilidad -ya algo se asomaba en unos JJ.OO. desarrollados en medio de una pandemia. Mostrar que el límite al alto rendimiento, a la gloria y al triunfo manifestados externamente, no pueden alcanzar su mayor y mejor manifestación, aunque sea en una cita olímpica, si no se condicen con la salud mental y el bienestar de la persona que hay más allá del "súper atleta olímpico".


Gracias Simon Biles por aprovechar el punto más alto de la montaña, ya no para mostrar tus medallas, sino para sacar una bandera blanca, que representa una tregua al sufrimiento que por años han callado atletas olímpicos, y tantos en distintos mundos del alto rendimiento (mal entendido). Un mundo marcado por el exitismo ciego a las necesidades más básicas de los seres humanos. Gracias por recordarnos también, que desde tu gesto, cobra sentido más que nunca, aquello de la humanidad compartida. Sin duda, este sería un gran momento para hacer circular a algo tipo #todossomossimonebiles.


...


¿Qué es practicar la compasión? 1. Tomar consciencia del propio sufrimiento. Ver nuestro dolor, como la realidad que es, sin un juicio. "Esta situación me da rabia y eso me hace mala persona..." versus "Esta situación de da rabia" (punto). Desde ahí, movernos a la empatía. No debemos ganarnos el derecho a la compasión, ya que nacemos con él; lo que tenemos que hacer es aprender cómo ejercerla. 2. Desear la salud y el bienestar, y tener un comportamiento activo para mejorar la situación. 3. Entender que los problemas son parte de nuestra humanidad compartida, y por tanto, si otros los experimentan y podemos empatizar con ellos, lo mismo aplica para nosotros. 4. Enfrentar nuestras expectativas irracionales de perfección, entendiendo que te hacen sentir insatisfecha. Abrir la puerta a una satisfacción real y duradera. 5. Contribuir a nuestro bienestar emocional, brindándonos afecto y apoyo, evitando actitudes negativas hacia uno mismo, lo que conduce a una sensación de "falla" y por último, al aislamiento. 6. Tener la capacidad de generar un estado mental positivo y optimista, y apreciar la belleza de la vida, aún en tiempos complejos. Esto nos ayuda a distinguir entre lo bueno y lo malo, y nos previene de un "lente negativo" ante todo, cuando las cosas no van bien. 7. Conectar con la fuente de nuestra propia dulzura, entendiendo que la imperfección es parte de la naturaleza humana, lo que contribuirá a disminuir la culpa en situaciones de error o fallas.


¿Quieres saber más?

Visita https://self-compassion.org/



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